La experiencia íntima con el hongo que se aloja principalmente en nuestros alimentos es un viaje a un micromundo que nos invita a disfrutar de la sutileza en cada uno de los recovecos que lo componen. El primer encuentro con este ser nos hace retroceder y escarbar en nuestros propios límites ¿Ver lo que nos enseñaron o ver lo que realmente es? La respuesta la tiene cada uno.
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